17/2/08

El Surrealismo

El surrealismo

El término surrealismo (deformación del término subrealismo), también llamado curiosamente superrealismo, es usado para denominar a un movimiento artístico, particularmente pictórico y literario, y filosófico, surgido en Francia en el primer tercio del siglo XX, mayormente debido al trabajo del poeta y crítico francés André Breton. Se cree que el término fue acuñado por el escritor francés Wilhem Apollinaris de Kostrowitzky (Guillaume Apollinare) en 1917 al escribir sobre el musical Parade estrenado en mayo. Oficialmente, se reconoce como “año de fundación” del surrealismo a 1924 cuando Breton publicó su “Manifiesto del Surrealismo”. Según el propio Breton, el surrealismo es un "automatismo psíquico puro, por el cual se propone expresar verbalmente, por escrito, o bien de otra manera, el funcionamiento real del pensamiento, en ausencia de todo control ejercido por la razón, fuera de cualquier preocupación estética o moral". Notar que según la definición de Breton, el surrealismo no se limita a la pintura y la literatura, sino que cualquier tipo de expresión personal puede ser abarcado; esto incluye el cine, la fotografía e incluso el teatro.
Hasta finales del siglo XIX, existía una convicción general en el mundo de que los avances científicos y el desarrollo de la economía habrían por fin de traer un futuro brillante para la humanidad. Los increíbles avances en materia tecnológica de finales de siglo XIX y principios del XX sentaron las bases para que creciera la confianza en la ciencia y la tecnología. Sin embargo, aún existían críticos de tal realidad, como Sigmund Freud, Friedrich Nietzsche y el propio Albert Einstein. Ellos, entre otros muchos, no confiaban tan ciegamente en el progreso que brindaría la ciencia, principalmente basándose en criterios éticos y morales: las buenas herramientas en malas manos servirían a causas totalmente opuestas para la que fueron construídas, de la misma forma que los avances de la ciencia, mal utilizados, conducirían a la destrucción del ser humano y del mundo.
Lo anterior quedó evidenciado en el periodo comprendido entre 1914 y 1918, y afianzado en los años posteriores. Durante la Primera Guerra Mundial, la mas cruenta de las que había visto el ser humano hasta el momento, se emplearon muchas de las técnicas y herramientas que supuestamente habrían de traer progreso a la civilización; y luego de la guerra, los dos mayores bloques, aunque por caminos diferentes, terminaron en lo mismo: tanto el capitalismo occidental como las dictaduras del este europeo acabaron en crisis económicas que condujeron, necesariamente, a crisis políticas y sociales.
Por entonces, los artistas, en gran medida racionalistas, al igual que los pensadores, la mayoría academicistas, quienes por entonces se ocupaban de representar la realidad lo mejor que pudieran, ya sea a través de sus pinturas o de sus escritos, comenzaron a dudar del propio mundo. Por esta razón, dejaron de plasmar la realidad para dar lugar a la representación de sus ideales, de sus pensamientos, y de sus sueños. De esta forma, las obras se llenaron de objetos, situaciones, personajes y conceptos que si bien tenían puntos de contacto, no pertenecían a la realidad.
El surrealismo, surgido desde el dadaísmo (movimiento que realizaba una protesta nihilista contra la sociedad occidental, fundamentalmente desde el arte y la filosofía), propone una manifestación contra la realidad, de forma que lo expresado, si bien pueda ser comprendida en el tiempo presente y bajo la realidad conocida, sea expresado usando conceptos que no pertenecen a esta última. Esto causó un impacto no menor en la época, ya que sumado al argumento de la amoralidad del ser humano (muy fuerte para la época) los surrealistas afirmaban que el pragmatismo de la sociedad, conjuntamente con la rigidez de la moralidad (entiéndase, la hipocresía de la sociedad) tendía al estancamiento de los seres humanos y peor aún, a la autodestrucción: sólo a través de la genuina creación y composición se lograría un despegue de la realidad. Naturalmente muchos de los adherentes al movimiento surrealista terminaron convirtiéndose en defensores del movimiento marxista, pues creían que era el único que podía llevar al pueblo común a romper las cadenas que lo retenían, a vencer a sus opresores y revelarse contra las clases dominantes, estableciendo así una nueva sociedad más justa, igualitaria y pujante.
Breton, seguido por los surrealistas, hacía especial incapié en los términos automatismo y sueño. Por un lado, automatismo hace referencia a permitir a la persona expresar sus sentimientos, pensamientos, ideas, sueños, de forma totalmente libre, espontánea y sin restricciones, evitando usar técnicas encuadradas o predefinidas: sólo la libre expresión de lo interior puede reflejar lo que la persona es. Por otro lado, los sueños para Breton, están desligados de toda interpretación rígida, ya que no se trata de dar una explicación a los sueños (en el sentido de significado material), sino de plasmarlos en la realidad, ya sea a través de la pintura, la escritura o cualquier otro tipo de expresión. Para esto colaboró enormemente el surgimiento del psicoanálisis fundamentado en el incosciente, propuesto por Sigmund Freud.
La utilización de los sueños como fuente para la creación provoca que el modelo para el artista no se encuentre delante de él, sino dentro de él, compuesto por vivencias, cosas vistas anteriormente, potencialmente distorsionadas, cosas imaginadas, composiciones de lo anterior, y así sucesivamente.
Algunos críticos coinciden en afirmar que el movimiento surrealista es caótico, absurdo e irracional. Sin embargo, es justamente eso lo que persiguen los surrealistas: expresar el incosciente del individuo independiente de todo molde racional, sin obstáculos morales o éticos. Y es que resulta que el interior de una persona puede ser tan oscuro e incomprensible como tantos otros grande misterios. Una recurrencia en el surrealismo es la ignorancia del tiempo: en el inconsciente no existe el tiempo, no hay pasado ni presente ni futuro, ni existe la relación de precedencia. Incluso se puede observar el caos en el propio nombre del movimiento: se utiliza tanto subrrealismo como superrealismo para denominar al mismo movimiento.
Una de las técnicas muy utilizadas por surrealismo (aunque es bastante anterior) es la llamada cadáver exquisito (cadavre esquis), propuesta originalmente por el poeta uruguayo Isidore Ducasse (Montevideo 1846 – París 1870, autodenominado Conde de Lautréamont) que consiste en dividir un papel en secciones, de forma tal que cada artista dibuja o escribe en una de ellas sin conocer el trabajo de otros artistas en las restantes secciones, formando textos o dibujos incoherentes, absurdos o grotescos. Un futuro artículo tratará la breve vida del “poeta sitiado”.
Entre los principales exponentes del surrealismo se encuentran Tanguy, Miró, Klee, Dalí, Buñuel, Ernst, Masson, Magritte, Giacommetti, Chagall, Kalho. Incluso, en la primera exposición del movimiento, realizada en París, 1925, expuso algunos de sus cuadros el pintor Pablo Picasso.

"Me es difícil hablar de mi pintura, pues ella ha nacido siempre en un estado de alucinación, provocado por un shock cualquiera, objetivo o subjetivo y del cual soy enteramente irresponsable" (Joan Miró, español).

Salvador Dalí

Salvador Dalí no es ni de cerca el máximo ni mas claro exponente del movimiento surrealista. Más aún, sus contemporáneos renegaban de él porque parecía más interesado en la comercialización de sus pinturas que en los fundamentos del movimiento y la filosoofía de la libertad del inconsciente. Sin embargo, muchos de sus cuadros son claros ejemplos del movimiento, impresionantes e intrigantes.

Salvador Domingo Felipe Jacinto Dalí Domenech fue el segundo hijo de la pareja formada por Salvador Dalí í Cusí y Felipa Domenech Ferrés. Sin embargo, al nacer en Figueras, Gerona, España, el 11 de mayo de 1904, su hermano había fallecido de meningitis, lo que lo convirtió en hijo único, recibiendo todas las atenciones y generando en el pequeño Salvador un carácter caprichoso.
Con tan sólo 10 años fue acercado a la pintura por un amigo de su padre, el pinto impresionista Ramón Pichot, pintando por voluntad un autorretrato titulado “Niño enfermo” e ingresando a la Escuela de Dibujo de su ciudad. Desde entonces no paró de pintar, salvo para dedicarse a estudiar a los grandes pensadores como Kant, Nietzsche, Descartes, Voltaire, Spinoza, etc. De esta forma desarrolló su propia filosofía, al tiempo que compuso para sí mismo una apariencia física llamativa (pelo largo, patillas, ropa del siglo anterior y ocasionalmente bigote).
Con 18 años conoce a Federico García Lorca, Luis Buñuel y Rafael Barradas, con quienes entabla una relativa amistad. Por la misma época su carácter no lo mantiene alejado de los problemas y un año más tarde es expulsado de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando por discrepar con sus profesores.
En 1920 refuerza su amistad con García Lorca y vuelve a ser admitido en la escuela, donde realiza su primera exposición de pinturas y dibujos, pero al año siguiente vuelve a ser expulsado por su carácter y comportamiento excéntrico, siendo declarado incompetente a pesar de sus exelentes notas.
En 1924 realiza su segunda exposición, diseña el decorado para la obra “Mariana Pineda” de García Lorca, colabora en alguna película de Bruñuel (incluso en los guiones) y pinta su primer cuadro surrealista, al que tituló “La miel es más dulce que la sangre” pero que García Lorca rebautizó como “El bosque de los aparatos”. Por la misma época pinta otros cuadros, algunos que encajarían dentro del movimiento cubista, y otros con notoria influencia de Pablo Picasso, a quien conoce en 1926 en París.
En 1929 se establece en París y al poco tiempo conoce a Helena Deluviana Diakonoff (Gala) la que posteriormente se transformaría en su mujer, musa y principal modelo para sus obras. Es allí que pinta algunos de sus principales cuadros surrealistas, como “El gran masturbador” y “Persistencia de la memoria”.
Poco antes de la Guerra Civil Española (1936 – 1939) expuso con éxito en Londres pero resultó expulsado por André Bretón, fundador del movimiento surrealista, del propio movimiento debido a temas políticos (algunos autores indican que Dalí no esta comprometido con el movimiento y su filosofía, sino que lo aprovechaba para comercializar sus obras). Esta expulsión provocó que Dalí mirara hacia Estados Unidos, viajando a Nueva York donde publica una serie de dibujos dedicados a dicha ciudad con gran éxito. Durante este periodo deja de lado todo tipo de compromiso político o ideológico.
Durante 1936 su gran amigo, García Lorca, es asesinado por el régimen franquista causándole a Dalí una corta pero profunda depresión. Al año siguiente conoce en Londres al fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, quien influye enormemente en su trabajo, resaltando la importancia de los sueños y la imaginación al momento de la expresión.
El comienzo de la Segunda Guerra Mundial lo sorprende en España pero logra retornar a Estados Unidos donde establece residencia hasta 1948, realizando algunos diseños de decorados para importantes obras teatrales. Decide además abandonar definitivamente el surrealismo asumiendo una postura clásica. En ese periodo pinta obras como “La resurrección de la carne”, diseña decorados para varias obras, ilustra libros y escribe su autobiografía: “La vida secreta de Salvador Dalí”.
En los años 50, de regreso en su tierra, su clasicismo se vuelve bastante religioso, abocándose a realizar obras de corte cristianos, como “La Madona de Port Lligat”, “Cristo de San Juan de la Cruz”, “La última cena”, pero intercalando de cuando en cuando algún tema profano, como “El sueño de Cristóbal Colón”, “Joven virgen autosodomizada por su propia castidad” y “Cabeza rafaelesca estallando”.
En 1964 recibió de parte del gobierno español La Gran Cruz de Isabel La Católica, tanto por su figura y trabajo, como por su compromiso con la causa franquista.
En 1979 Dalí ingresa en la prestigiosa Academia Francesa de Bellas Artes con su exposición de antología en el Centro Pompidou de París. Poco a poco su salud comienza a deteriorarse, sufriendo un fuerte golpe con la muerte de su mujer e inspiración en 1982. En 1983 realiza su última pintura, “La cola de la golondrina”. Tras el incendio de su residencia, el Castillo de Pubol, se traslada a Torre Galatea donde fallece el 23 de enero de 1989, siendo enterrado en la cripta-mausoleo del Teatro Museo, en Figueras, inaugurado en 1974 en honor a su persona.







Si bien Dalí también incursionó en la literatura, escultura y joyería, a mi siempre me ha impresionado mucho su trabajo de pintura, especialmente su obra enmarcada en el movimiento surrealista. Cuando vi “La persistencia de la memoria” (me la presentaron como “El tiempo”) en el liceo me pareció un simple cuadro de un pintor que había vivido siglos antes que yo. Luego descubrí que hasta convivimos en el mundo durante algunos años. Y hasta hace poco seguía sin entender sus cuadros. Sigo sin hacerlo, pero sí comprendo porqué no puedo comprenderlos: son cosas que sólo estaban en su mente, ideas que sólo él podía tener, y conceptos que sólo él manejaba. Así que lo único que puedo hacer es interpretar sus conceptos, encontrando similitudes con los míos. Y entonces sé que significan sus cuadros.

Fuentes

http://es.wikipedia.org/wiki/Surrealismo
http://www.geocities.com/SoHo/museum/2042/inicio/museo.htm
http://www.geocities.com/pens_arte/surrealismo.htm
http://www.psikeba.com.ar/tematica/surrealismo.htm
http://www.spanisharts.com/history/del_impres_s.XX/arte_sXX/vanguardias1/surrealismo_dali.html

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